Una esperanza
Silencio, tranquilidad, reposo… despierto angustiado, con ojos cerrados e inútiles pasos. De trompicones Intentos, algunos veloces …amago mi vida con algún débil brazos y añado al santo reposo de mi lado, esa su respiración que entraño.
No descansa en el sueño, pues vida despide en recitales copiosos. Ni intenta en la calma sosiego se encuentre, que brinde un ocio a al tedio o algún cálido beso que inicie el encanto. Segundos han muerto, uno tras otro, de forma esperada al brindarle alimento (rojo y líquido), envueltos en oscuridad y música. Hay saltos, que al agua ocultan, y faltan…y huyen al abundar.
Mi memoria ha fallado (una vez mas), no recuerdo el día que será mañana, lo que haré y como terminará. Paso tras paso, tambaleante, en demasía despacio, guardo esperanzas entre paredes de plástico y tela, y una docena de cielos que aún no han llegado.
Hoy contigo
Solo pocos recuerdan su primer sueño, de sencillo modo, sin adornos, ni maravillosos detalles. El insondable recuerdo limita imágenes, suspende en horizontes lejanos esa vida apagada, colocada detrás de las montañas que el olvido posee.
Hay una esperanza vana, un atardecer nebuloso entre espacios de sol, que reconoce la dulce brisa cuando se despiden del día las desdichas con profunda tristeza.
Son breves los grises que retornan desiertos hacia la misteriosa noche. Lejos, algunos se despiden anunciando con misteriosas lágrimas uno de esos lugares donde se oculta la eternidad inmutable.
Nos abandonamos al tiempo, regresamos hasta la señal de partida, cuando el corazón se revela de amor, de consagración, de una muerte temprana, así considerada. Bendito tiempo que nos retiene…
A mí aquí y ahora, a ti un poco después, en el mismo lugar, en el mismo aquí tuyo, en tu propio presente, tu ahora. En este tu hoy que indudablemente nos une y hermana. Agradezco el que me permitas estar… como lo reza el título.