Engaño I
Soy yo. Cobijada por la oscuridad de la noche, acostada en medio de almohadones mullidos. Allí estoy, me veo desde arriba y me reconozco. No sabía que pudiese volar y mantenerme reposando a la vez. Que pálida me encuentro, en mi rostro se muestran las preocupaciones que ahogan mis sueños. Una fuerza exterior me invita a alejarme de mí. Es placentera y me embriaga de calma y felicidad.
Engaño II
Que bello baile de luces cálidas giran en mí alrededor y me llaman con mi verdadero nombre que había ya olvidado. Suavemente les acompaño en su danza, estoy más ligera que nunca, el tiempo y el espacio no son regidos por las mismas leyes físicas que yo conocía. Les acompaño con dicha hacia una envolvente luz que ha aparecido y nos induce a hacerla mas fuerte con el brillo que irradian lo que al parecer son nuestros mal llamados cuerpos.
Engaño III
Me olvido de mi misma, he notado que ya no me necesito, ni soy precisada por alguien más. Y voy lentamente atraída con una libertad que jamás ha sido experimentada. De pronto me detengo al escuchar que soy buscada por mi propia voz, no deseo volver, pero soy yo quien me busco y jamás he dejado de hacerme caso, nunca he podido ignorarme. ¡Que deseo ahora! Vuelvo conmigo muy a mi pesar y me veo intranquila, sudorosa, exclamando palabras incongruentes y tratando de asir la nada con mis mortales manos. Decido volver a mí. Con apremio dejo de existir en dos lugares y vuelvo a ocupar un solo espacio.
Engaño IV
Es en este momento donde las palabras ya no son exactas pues lo que sigue no obedece un orden ni una continuidad, tratando de explicarlo me pierdo y lo más cercano que puede haber es un remolino de imágenes sin principio ni fin, todas a la vez y en ningún punto, ocupando el espacio de otras, encima, en medio, abajo, tres a la vez en un mismo lugar y aun puedes ver la mitad de una cuarta detrás de ellas sin ocultarle... miedo, razón, odio, una gran caída en medio de una profunda oscuridad, un vértigo inaudito que separa tu cuerpo, te alarga y coloca el estomago donde un día estuvieron tus piernas, y estas se estiran y estiran y salen fuera de ti y vuelves, te detienes y giras, un cielo estrellado, pero solo un momento, una gran luz, un instante; grandes chorros, luminosidad de arriba abajo, en vertical de un lado a otro, un respiro, una queja, arriba, arriba con velocidad pasmosa, mas arriba, mas y mas arriba, una lluvia de dolores, calambres y nauseas; ahora abajo, abajo, te detienes en seco y bruscamente; todo se cierra, se cierra lentamente y te aplasta, a la vez todo el cielo se cae estrepitosamente y tratas de detenerlo soplando, una nube te empapa y el sol te quema, un suspiro... calma, silencio, suavemente entras en un letargo, el calor te adormece poco a poco, tus miembros no responden y te hundes lentamente, muy lentamente; tus ojos no pueden mantenerse abiertos, te pesan demasiado los párpados, muy agotador, lento, soporífero, pierdes la conciencia y te hundes muy despacio, mucho muy despacio y por fin en la nada...