Soy yo. Cobijada por la oscuridad de la noche, acostada en medio de almohadones mullidos. Allí estoy, me veo desde arriba y me reconozco. No sabía que pudiese volar y mantenerme reposando a la vez. Que pálida me encuentro, en mi rostro se muestran las preocupaciones que ahogan mis sueños. Una fuerza exterior me invita a alejarme de mí. Es placentera y me embriaga de calma y felicidad.