Y me retengo completo en mí, no doy pauta, no me permito salir. Hay tormentas y truenos sosegados, sumisos, esperando volcar el color mancillo a exaltados grises. El sonido se desprende liviano sin mirar su origen y desconocer su destino, muere sin saber que vivirá solo instantes en que sea (tal vez) recordado.

Pesadas gotas se unen al calor que despierto, envuelven de aroma el camino que anda, corre y se detiene a cada momento. Yo me encuentro dentro de él, las imágenes pasan veloces al lado. Tembloroso, deseaba no encontrarme en lugares que ocupo, la vida se escapa sin pedir permiso o importarle acaso si se tiene conciencia de ella, es aquella ventana despreocupada con actores natos, faltos de carrera en su haber y expertos en escenas de desgracias y alegrías… Como ellos, en veces desciende el sol hasta el horizonte, sin tener espectadores que le admiren cuando no daña los ojos.