El niño de un sueño
No hubo oposición, su niñez había llegado a su fin. Además era su otro sueño anhelado. Sin darse cuenta la razón inicio su dominio impetuoso, poco a poco fueron pareciéndole lógicos el accionar y funcionamiento de su pensar ya sensato. Reflexivo y profundo no cayó en cuenta que al discernir y cavilar, dejaba de lado su entrañable amistad con las flores, aquellas largas conversaciones que le convenían con las rojas hormigas, no habría mas trasmutaciones múltiples y continuas, de niño a vaquero y a superhéroe o monstruo de película, de caballo renco en árbol de cartón. Su voz, su niña voz perdería su candidez y no mucho tiempo después, olvidaría que un día fuimos, como amigos, creciendo juntos, el en mí y yo en él.
Mañana… vuelve
En un pálido cielo de embrujadas entrañas, tú, te sonrojas sin causa en auroras de armoniosas mañanas. Eres hada atraída a su amada pupila, que contempla maduras las rosas punteadas. Tus sueños precoces seducen brillando, esplendores profusos que alejan nocturnos humores.
Los barcos despiertan con orden lujoso, abandonan sus cálidos lechos en busca de imperios con vanos esfuerzos. Te oscureces de nuevo en la hora brillante, la lluvia deleita tu tímido pecho, huyes, reprimes, remuerdes la vida y te ocultas a ella.
Con espíritus marcando en sus manos los cielos buscados, invitan rehacer camino entre místicas nubes. El horizonte demuestra la razón que se asoma, hay tinieblas que imploran detener en su nombre, esas ardientes torturas que destellan amor a deshoras.
Sus cortinas se cierran con acompasadas maneras, se inflaman los pechos, marchitan deseos u olvidan rencores. Zarpa al ritmo infinito de la oleada de mares, en su baile fustiga, reposa y revuelve el navío, deseando no zarpe. Se detiene, le besa, admoniciones consigna, al apartarse se vuelve de enamoradas vistas, promete a los astros regreso después que el impulso devuelva de los futuros paisajes. Cuan bello partir persignado, tanto más, de lejos volver con gracia de quien es aguardado.
Engaño veraz
Y habrá quien me crea…
Hay un halito de ingeniosa verdad en los engaños que alimento, no me es posible sincerarme ahora que intento imperiosamente seducirles, a veces denoto algunas delicadas miradas que albergan tanto odio, conocidas fácilmente, por no ser posible pasar sin enamorarse de ellas.
Mis adormecidas flores caen de sueño, no logro dormirles cuando es mi pavoroso deseo. Unas, otras, primero, después sus fantasmas, sin prisas, caen destronados del privilegio que gozaron. No les respetan lo novel, lo antiguo.
Vagos intentos de coronarles con santas ofrendas, su centro de verdad se mueve aquí, allá. Detenerlo es sencillo talante, cuando el definido carácter disipa sus dudas. Le reconozco si es forastero, así solo así, puede alzar dignamente con suave soslayo, su mirada directa a quien nunca en su nombre haya liado.
Y puede, aun así, haber quien no crea…
La vuelta a la cordura
Mi psiquiatra no me comprende…
Ayer le vi triste, he notado que le duele partir. Ya no invita a mis amistades ficticias a conversar de mí.
-¡Fuera no nos molesten!- telepáticamente yo les reclamaba. Recuerdo vagamente aquellas últimas veces. Al parecer, por fin se fueron.
Su mirada se ha vuelto normal, ya no expide ese aire de magnificencia, que tanto me irritaba. En la sala de espera, conforme avanzaban mis citas, he notado que sus clientes se han transformado paulatinamente en seres más perturbados. Cada vez les tolero menos.
Le he tomado un inusitado gusto a relacionarme, conversar y frecuentar lugares de moda. Me preocupo cada vez más por mi apariencia. He encontrado un fin práctico en las corbatas, bombines y mancuernillas. Paso horas lustrando mis zapatos y hablando al teléfono, observo televisión hasta tarde y voy de compras a lugares de prestigio.
La hora de comida ya no me preocupa, lo hago cuando puedo, no importa si es en el coche o en la oficina, mi trabajo requiere mayor atención.
-¡Bienvenido de nuevo!- me ha dicho mi psiquiatra- ¡ha escapado por fin de su abstracto mundo de locura! Le abrazo al instante y le agradezco infinitamente el que me haya ayudado a entrar en él, perdón… salir de él.
He vuelto, solo o con ayuda, da igual. Pero hoy, cuando creía estar solo, alguien ha susurrado muy quedamente a mi oído aquel nombre que ya no utilizaba, y con él esta enérgica consigna: “Abandona a los locos de fuera”
El regreso
Hay tiempo recortado a espaldas, mi silueta deslumbra entre sombras; una tenue luz disminuida en el cenit. He vivido lucido un sueño farsante, actuando entre vidas cultivo; practicando solipsismo de mis males perennes.
Complementos de vida en despliegue, se aferran diseminados retazos; no desean ubicar su figura, ni quien pueda acomodar sus fragmentos. Hay algunos sobre y debajo, si entre ellos desato el ingenio; poco queda del fin precisado.
No aparezco entre nombres ilustres, la tarea a su fin ha llegado; mancillado se encuentra el origen, donde inicia la casa su nombre. Esa estrella que guió adoradores, vuelve hoy a surcar horizontes; nadie vuelve su atenta mirada, pues la tierra atesta mesías.
Ángel Nocturno
Vienes con religiosa calma, a esta tormenta de luz que en deshora, deshabitúa tu acostumbrada estadía. Carezco de titulo que avale lo propio, mas no frena el convite que con gozo celebro.
Hay luna que vive de día, luz que atraviesa esas alas, cielo de estrellas opacas, desvanecidas. Calor hermoso que abraza, lento suave, artífice de vida.
Soy quien vela en discreto talante tu insospechada lucidez, alberga y resguarda los sueños que despiertos se avivan, vuelan revoloteando y vuelven en pronunciada picada provocando de conciencia estimulo.
De imágenes traviesas, perturbadas o malsanas, bajo juramento por extraordinarias, he armado del navío una tripulación sensata, que tranquilidad inspira, ayuda, insta, desata. Que asombro ahuyenta en los años correr. No hay recelo o perjuicio que vago atormente al del aventurero su alma.
Calma y delicia, en quimeras baso, al descanso o silencio siempre en ellas hospedo, en afables noches la luz escapa, oportuno momento de prestados ingenios en alas tomar… Ángel Nocturno, tu momento es… será
Inspiración
De la mano de una envolvente noche, entre ávidas sombras que ocultan al callejón de vacía presencia, llega despacio, con tenue calma, un distraído ángel que va buscando quien le aconseje cual alma y lado debe mostrar.
Preservado por potestades, un lugar alto, visible apenas, desprende haces de luz fulgurante, crepitar y chispas que vuelan directamente al infinito cielo buscando espacio de nueva estrella. Quien le conoce no vive en ella, su tersa imagen le corresponde, la voz y letras son su figura, hay flor y esencia, viva presencia que quien escribe ama su arte.
¿Quién es quien trae, quien es quien deja, dónde regala, que nos esconde?
Del mar desprende su eterno idioma, en olas frías de cruel silencio, hay un misterio que atroz embarga la viva gracia del corazón. Ya no adivino, hoy no me atrevo, todo lo dicho, en total manera, muy bien lo abarca la imagen de hoy.
Lo vital
Todas las noches, en un lugar santo, se turnan blasfemias que erizan la piel. He accedido a petición expresa de quien el pecado le atañe, aunque no he podido pecar de tan artera manera, a pesar de mis reiterados esfuerzos, me considero experto en injurias, vituperios y virtudes de menor calaña. No basta elevar la voz y sostener la mirada, de que servirá cuando no existe atención y vigilancia en las respuestas dadas. Me retiro perdiendo y agradeciendo sinceramente el espectáculo a espaldas, donde dos estrellas arriba y la luna debajo de ellas se alinean, obsequiando una memorable vista.
El sueño de la realidad
¿Y si la realidad es realmente un sueño? El pensamiento que puede despertar todo esto es vasto... los sueños, los sueños... todo el espectáculo que puede darnos, no estamos acostumbrados a sentirlo en plenitud, por eso se nos da en pequeñas dosis de lucidez, siempre y cuando se nos olvide al iniciar la mañana.
Ser y estar
Que maravilloso despertar cuando la conciencia lo hace antes, en el amanecer uno encuentra ideas que en la aurora se formaron y se mantienen durante años sin olvidarse, las imágenes de los sueños mantienen la vida viva y los recuerdos refuerzan la verdadera esencia que nos hace ser hasta ahora, ¡que bendita sensación! ¿Cuántos nos detenemos a preguntar el porque de la vida sin tener en cuenta el ser y estar aquí ahora?
Justicia
La tormenta arrecia, el viento desequilibra los más sólidos espíritus que acompañan las almas del tercer circulo del infierno, los rezos dejan de ser armas en este lugar, he tratado de recordar alguno y cuando lo logro hacer, no pueden reproducirse en palabras, la boca se cierra y se niega a expulsarlos, parece que temen ser pronunciados y se ahogan entre sollozos lúgubres de melancolía e impotencia... ¡Salvación bendita! Vienes al lugar adecuado en el momento cuando más grises las nubes se han posado en el cielo que ha permanecido negro desde que llegué... Rafael se abre paso entre las tinieblas que ciegan la vista de este lugar, su azul espada brilla con la esperanza empuñándole y deseando ser requerida para asestar el mortal golpe... ¿qué es lo que esperas, por que bajas la vista? ¡Ángel bendecido por la justicia que acompaña tus actos, demuestra tu iracunda benevolencia con estos seres de marcada injusticia, hazles ver la razón como madre que defiende sus más queridos hijos al borde de un ineludible peligro! ¿Qué es lo que pasa? El miedo le embarga y le coloca una doble cinta de acero oxidado sobre los ojos, las manos carecen de fuerza para llevar a cabo la más justa de las acciones... que conlleva en dejar al cielo sin santos.
En los límites
Es el comienzo de la era de los sueños, no me considero protagonista, solo me adjudicaré el titulo de narrador; aparece ante mi vista como un aquelarre del siglo XVII, hay invariablemente tantas viejas y niños con deseos de muerte con intenciones de amarse, con deseos de envenenarse de placer, teniendo cada cual una bandera de verdad que levantan como propia, parece el advenimiento del más mortal de los cuatro jinetes que soñó San Juan. El aire se encrespa, remolinea y levanta todo lo que encuentra con él... carreras torpes, ideas inconclusas, preguntas incompletas, colapso atado de arena y amanecer, aves volando en direcciones contrarias... ¿y que lo provoca? Me empeño en darle dirección al dolor que desencadena, deseo encontrar el origen que lo hace vivir, la imagen provocadora que cuesta soñarle... ¿tiene nombre? Esto dejara de ser sueño y tendrá los tintes de una pesadilla.
El otro soñador
Observo y escucho de nuevo aquellas ideas que materializándose dan forma y figura a vastos sueños, se que nunca han sido y buscan un refugio en los primitivos recovecos de la familiaridad como esas ollas multicolores, que son refugio de animados seres. ¿Será la magia del ensueño que te envuelve después del matutino despertar?
No sé si realmente fuera el joven despertar, o solo sea el cansancio que precede al profundo sueño en toda su forma. Sea cual sea, vida en sueños o sueños de vida, dispuesto estoy a llevarle y preguntarle una y otra vez ¿porqué es que eres así?
Vasto es el cielo y azul en forma inusual, fresca es la mañana y suave el viento al respirar, en el trayecto las fases se muestran multiformes, unas preocupadas otras con sueño, y otras más amigables y pensativas, ¿qué tocaran? ¿Cuál será la miel que saborean? ¿Cuál de los sentimientos estarán abrigando? ¡No lo sé! Pero les daré forma y figuras propias, les construiré para ellos innumerables ensueños de felicidad y perdurable alegría, aunque me doy cuenta que solo serán felices para mí por ese instante, pero buscaré la manera de alargar esos pensamientos que siendo placenteros para mí, serán ya de ellos, por habérselos obsequiado.
Es una roca, es una playa, una ilusión... ¿es esa impresión que busca perfeccionarse? Con sueños de otros, formalizados, rudos, otrora vagos... ideas difusas brotando, materializándose... cambio de altura, promesas cortas... de sombras, siluetas, caras con risas, sin movimiento, no hay suavidad al andar... tinieblas compuestas, blancos impuros... carpetas de vidas repletas, pecados manchados de irrealidad... infinitos números, todos continuos, sin espacio en la vasta soledad... esta será, desde hoy mi vida: fabricar, ordenar y obsequiarle sueños a mi ser, que solo palpa lo material.
Sesteo
Me he dormido o quizás he despertado, ¡no lo se! Pero lo he visto. Ha sido en el lugar que he creado para cuanto soñador pueda apreciarle. Es vasto y lleno de olvidadas antigüedades, hay constelaciones de estrellas representadas fielmente entre nichos de mármol. En los recovecos figuran luceros de precioso metal, sus nombres propios comparecen al pie de cada cual. Son emblema palpable, lo gritan o susurran, de acuerdo al caso, solo requieren que se dignen reconocerles… ¡no estamos solos! es la sentencia.
Que bello ha sido encontrar a alguien peleando de nuestro lado. Hombro con hombro, nos acompañan en nuestra lucha las almas más atormentadas buscadoras de la verdad, además de espíritus y esencias adoradoras de la mentira. Hay cabida para mortales arrepentidos, ángeles caídos o santos elevados, no hay discriminación alguna.
En el cuarto de maquinas que gobierna el cielo y la tierra. Es allí donde hemos transportado nuestro cuartel, nuestra amurallada guarida. Se nos ha negado el pensar del enemigo, porque de ser así tomaríamos su lugar… comenzará la revolución de los altos. Sueños placenteros y pesadillas de realidad cotidiana, soldados ávidos de derrota, caídos varios en el intento. Algunos conocerán la fuerza, motor divino. Llegará a oídos del viento la verdad que nos mueve y el la llevará a las mentes ansiosas de conocer la certeza más profunda que dará paso a la libertad, el brillo que acompaña el sol y las hojas que lleva consigo el mismo viento.
Maestría
No es la primera vez que le veo, pero si ha sido el génesis escucharle. Con ella ha aparecido tomándole de la mano una soledad que no conocía, es muy diferente, más sabia, más original… sentí envidia, ya que al hablarle no me reconoció y me dio la espalda, ¡creo que la soledad también tiene orgullo propio!
Le vi alzarse y remontar el cielo azul hasta perderse en el mas brillante sol que hasta ahora no he vuelto a ver. Ha sido la libertad quien me dio el poder para volverme e ir en busca de una primer sonrisa, ella se escondía tras de las mas perfumadas figuras que le rehusaban con la espada de la preocupación tan reluciente que parecía haber sido pulida por noches enteras, presta para utilizarla al menor espacio para adormecer los sanos pensamientos. Después apareció llena de la más inocente belleza en el más contrastante ser se pudiese imaginar ¡es verdad, se encierra en los mas duros frutos que da la madre tierra! Y me di cuenta que nadie recibe maestría por sonreír ¡qué pena!
¡Feliz cumpleaños maestra! Usted sabrá identificarse.
Breve sueño
Después un breve sueño... hay tantos sueños que esperan ser realizados y he ayudado a llevar a cabo uno con decisión, las decisiones son demasiado importantes para librarlas y dejárselas al azar, por ello me ocupe de esta en particular.
Descanso, pero solo un momento, pues la seguridad me acompaña y con esta vendrá de nuevo la actividad, solo me resta esperarle, tengo la certeza que no será demasiado ya que no he dejado nada en el camino y si la fortuna le sonríe a alguien, es a mí. Hay sombras que se acercan, merodean y se detienen, pero no me atormentan pues solo buscan lugares de indecisión y zozobra que yo no albergo. Cada hora que pasa estoy más seguro, con mas confianza ¿qué resta hacer cuando las cosas te van bien y de maravilla? He alzado oídos que no entienden y hecho sonreír labios que no doblegan sus comisuras, es vasto el territorio que he sembrado y con seguridad dentro de mis pertenencias le segaré a su debido tiempo.
Breve sueño II
En la calle, la casa, en el templo, con mis amigos, con los amigos de mis familiares; la risa, el llanto, el dolor, la calma, el deber; el movimiento, el descanso, la paz, la conciencia; mis manos, mi vista, mi interés, mis deberes; todo al mismo tiempo. Aprendido, por herencia, empírico; sea como fuere, ahora es tuyo y parte a la vez de ti. Algunos te fueron dados sin ser pedidos, los que haz querido o necesitado te acompañan por tu propia decisión. Después sobreviene la impotencia, el enojo, la indecisión; y te abrazan y no te dejan ser como quisiste ser en algún momento ¡Hay tantas cocas que te estorban! Y aun así las necesitas. ¡Realmente somos tan adoradores de Sade!
Con las preocupaciones de mayor envergadura a mi lado, camino deseando vencerles y a la vez que jamás me abandonen.
En lo mas alto del cielo sabes se encuentra ese ser que te cuida, sabe leerte y no le engañas, ¡eres tu mismo! la parte que té falta y que volverás a ella en el momento oportuno.
La lucha por un ideal... mi sueño... mi premio.
El tercer listón
Y me retengo completo en mí, no doy pauta, no me permito salir. Hay tormentas y truenos sosegados, sumisos, esperando volcar el color mancillo a exaltados grises. El sonido se desprende liviano sin mirar su origen y desconocer su destino, muere sin saber que vivirá solo instantes en que sea (tal vez) recordado.
Pesadas gotas se unen al calor que despierto, envuelven de aroma el camino que anda, corre y se detiene a cada momento. Yo me encuentro dentro de él, las imágenes pasan veloces al lado. Tembloroso, deseaba no encontrarme en lugares que ocupo, la vida se escapa sin pedir permiso o importarle acaso si se tiene conciencia de ella, es aquella ventana despreocupada con actores natos, faltos de carrera en su haber y expertos en escenas de desgracias y alegrías… Como ellos, en veces desciende el sol hasta el horizonte, sin tener espectadores que le admiren cuando no daña los ojos.
Convicción
Nunca esperé que la vida fuese justa. Había escuchado de noches largas, pero aun así, también terminarían. Aunque con ellas, de cierta manera, se irían algunas de mis estrellas más brillantes, prestando su bello brillo al día que se avecina. Me preguntaba, pues siempre lo hacía, si la aventura que ahora tomaría llegaría a tener por lo menos un fin correcto o sería otra de mis malas experiencias. De algún modo no temía, ya que para bien o mal, conocería nuevas actitudes en nuevas personas y eso me confortaba. Extrañaba lo que hacía, así que volvería a hacerlo; mientras este viva me sentiría viva, también mis amigos me decían que si no podía correr, caminara; pero nunca, ¡jamás me detuviera! Lo importante no cambia y con fuerza y convicción llevaría lo que más quería a hacérselo necesario a otras personas.
Engaño I
Soy yo. Cobijada por la oscuridad de la noche, acostada en medio de almohadones mullidos. Allí estoy, me veo desde arriba y me reconozco. No sabía que pudiese volar y mantenerme reposando a la vez. Que pálida me encuentro, en mi rostro se muestran las preocupaciones que ahogan mis sueños. Una fuerza exterior me invita a alejarme de mí. Es placentera y me embriaga de calma y felicidad.
Engaño II
Que bello baile de luces cálidas giran en mí alrededor y me llaman con mi verdadero nombre que había ya olvidado. Suavemente les acompaño en su danza, estoy más ligera que nunca, el tiempo y el espacio no son regidos por las mismas leyes físicas que yo conocía. Les acompaño con dicha hacia una envolvente luz que ha aparecido y nos induce a hacerla mas fuerte con el brillo que irradian lo que al parecer son nuestros mal llamados cuerpos.
Engaño III
Me olvido de mi misma, he notado que ya no me necesito, ni soy precisada por alguien más. Y voy lentamente atraída con una libertad que jamás ha sido experimentada. De pronto me detengo al escuchar que soy buscada por mi propia voz, no deseo volver, pero soy yo quien me busco y jamás he dejado de hacerme caso, nunca he podido ignorarme. ¡Que deseo ahora! Vuelvo conmigo muy a mi pesar y me veo intranquila, sudorosa, exclamando palabras incongruentes y tratando de asir la nada con mis mortales manos. Decido volver a mí. Con apremio dejo de existir en dos lugares y vuelvo a ocupar un solo espacio.
Engaño IV
Es en este momento donde las palabras ya no son exactas pues lo que sigue no obedece un orden ni una continuidad, tratando de explicarlo me pierdo y lo más cercano que puede haber es un remolino de imágenes sin principio ni fin, todas a la vez y en ningún punto, ocupando el espacio de otras, encima, en medio, abajo, tres a la vez en un mismo lugar y aun puedes ver la mitad de una cuarta detrás de ellas sin ocultarle... miedo, razón, odio, una gran caída en medio de una profunda oscuridad, un vértigo inaudito que separa tu cuerpo, te alarga y coloca el estomago donde un día estuvieron tus piernas, y estas se estiran y estiran y salen fuera de ti y vuelves, te detienes y giras, un cielo estrellado, pero solo un momento, una gran luz, un instante; grandes chorros, luminosidad de arriba abajo, en vertical de un lado a otro, un respiro, una queja, arriba, arriba con velocidad pasmosa, mas arriba, mas y mas arriba, una lluvia de dolores, calambres y nauseas; ahora abajo, abajo, te detienes en seco y bruscamente; todo se cierra, se cierra lentamente y te aplasta, a la vez todo el cielo se cae estrepitosamente y tratas de detenerlo soplando, una nube te empapa y el sol te quema, un suspiro... calma, silencio, suavemente entras en un letargo, el calor te adormece poco a poco, tus miembros no responden y te hundes lentamente, muy lentamente; tus ojos no pueden mantenerse abiertos, te pesan demasiado los párpados, muy agotador, lento, soporífero, pierdes la conciencia y te hundes muy despacio, mucho muy despacio y por fin en la nada...
Que razón se tiene
Habría que tomar ciertos riesgos, afirmar con cintura en mano, con confianza plena cuando se respalda con saber y razón, gritarlo con voz viva entre dos manos ahuecadas: la poesía se inhibe de forma innata, más cuando se le rodea de súbito calor. Aquí son necesarias varias aclaraciones pertinentes; no confío en demasía cuando se pone en balanza y juicio la exactitud de mi atinada certeza, mucho menos cuando se trata de arriesgues que respalden razón o sabiduría enmascaradas con un halo de falsa confianza. Si el poeta, cómo se manifiesta, prolifera en su arte con ambientes frescos y climas gélidos, acaso no basta con hechizos de aquellas musas de cálida sangre, para hacer olvidar la premisa que juraron en su primer manifiesto, (nadie se atreve hoy a decir que lo ha hecho). Como punto final, ¿que se podría esperar cuando se pelea por llevar la razón a su lado? (con validos argumentos o sin ellos, la diferencia es nula).
El segundo listón
Espero anclado en mi mundo a cuadros, plagado de recuerdos amados; inciertos sueños de tormentosas madrugadas, deseos vehementes que caigan al alba; abracen mi triste fortaleza, caída en desdicha constante; por vivir sintiendo en todo momento, el alma desnuda y el corazón al viento.
Olvidados recuerdos
Me he encontrado con aquella imagen que por estar ausente me mantenía incompleto, esa su ausencia, hacia que mis sonrisas se elevaran, y perdidas sin rumbo no encontraban el camino de regreso cuando les necesitaba. En las noches eternas sin saborear el descanso, extrañándole lloraba hasta el regreso incierto del resplandor que acaricia las sombras al amanecer.
La encontré en el lugar mas visitado, pisoteado y revuelto por la misma memoria. Ella me esperaba con tranquila serenidad y calma, y al tiempo que pose mi conciencia en ella, se levanto y con su incorpóreo brazo tomó mi hombro con gran familiaridad, me hablo de las anécdotas que no conocía y otras que ya no recordaba de mi infancia.
Caminando a mi lado atravesamos un oscuro espacio, ella me protegía y me invitaba a no temer ya que estaba para guiarme y hacerme de recuerdos. Repentinamente regrese al lugar donde la había encontrado, tan certera era su imagen e incuestionable el que no fuese sueño, que por su presencia desde entonces notoria, el rompecabezas ha estado tomando forma. El cuadro que representó y la confianza con que se manifiesta, entre los brillos y sombras que le componen, no dejaran que mengüe la intensidad con que amaneció.
El primer listón
Intimidado, hago mías tus lágrimas que golpean al alma, con brazos impotentes sostengo el desbordante océano que albergan tu vista. El sol empaña la luz radiante, torrente de tus ojos que calienta, quema y desarma la realidad que no nos reclama.
Cobardemente me abrazó a ti, descansando mi dolor en tu espalda, apretando tus manos, con fuerza alzo tristeza desde mi fondo sin desear que le observes de frente.
Reclamo sollozos que no me pertenecen, vuelan al cielo con nombre, envolviendo el sostén que yace a mis pies temblorosos por fuerza querer darles.
Las flores sonríen recordando los nombres, dando con pétalos oraciones ahogadas, visible mudez de quien no atreve manchar con su voz las celestiales moradas.
Se eterniza el momento, los pinos se inclinan al unísono sonido de tu voz temblorosa, y me animan a volver contemplando la profundidad angelical que vive en tu rostro.
Huyo de mi por vivir en ti, eres océano bendito albergando a la insignificante gota, deseosa impertinente de formar eternas olas que bañen y besen tus caros anhelos.
Las sombras
Se volvió deteniendo el tubo con las dos manos, respiró hondo y profundo, tratando de contener su ira, cosa que logro, no sin esfuerzo, y tras un momento de vacilación, recordó ser un hombre digno de ser considerado pensante, decidió soltar su potente arma y cambiarla por una mejor. Poco a poco la deslizó de sus manos hasta tocar el suelo, fue caminando despacio hacia la puerta, sabía que su porte y el don de la palabra eran sus armas infalibles, principalmente la última, por tenerle muy desarrollada. Eso bastaría para hacerlos huir…
El caminar despacio fue aniquilado, la onda de violencia ha alcanzado los sueños y acelerado la vida, las ataduras que sostenían su andar se volvieron sombras con vida propia y fuerte voz que ahora pronuncian: “Soy el sonar rotundo, el canto que dobla en las alturas y que no se detiene ante palabra sorda o de grueso talante”…
Ayer aprendí
Ayer aprendí a volar… entre el movimiento de mentiras acariciando un engaño, con manos prisioneras decididas a asirse en una sombra, resultado manifiesto de aquel ser que era, soy y fui… Conocí la mirada triste del atormentado que miente, la indecisión, la culpa con que se envuelve, el freno que se crea, el peso que le agobia, las alas que no baten, que no intentan continuar, seguir…
Ayer aprendí a llorar… con las manos hablando al tacto, dándole al cielo mi alma, mi vida, descubriendo la opaca luz que soy, que represento; ese verdadero sentimiento que abraza y sacude el alma con inmortal llama, que persigue y atormenta al que huye y olvida, afrenta e injuria al que le enfrenta… Con mi organismo ablandado de lágrimas, llanto formando y dándome cuerpo, la debilidad se apodera y torna en lugar y espacio aquel vació del que me invado.
Ayer aprendí… y me reprendo de los sueños que tras lerdos y cabizbajos minutos, se detienen y vuelven su andar, como río que huye de su propio fluir, que estrangula piedras, hojas y fango, desiste y ofende su natural médula y semilla. Reniego al amanecer, de la inteligencia carente, de la falta de estéril lenguaje, que brotan y amanecen con pena, miedo y recelo. ¡Cálido crepúsculo que bendices a tu paso sombras y luces!
Ayer aprendí a ser…
Ayer aprendí a valorar…
Nada en claro
Hoy seré claro, directo y sin metáforas. No habrá palabras de ornato. Evitaré cualquier perífrasis de información circunstancial, o algún verso de difícil pentapodia. Olvidaremos la métrica que a nadie le importa, sus orígenes que se pierden en la bruma atemporal, desde el saturnio, la de Plauto, aquel dístico elegíaco, o el hexámetro tan divino en poetas neotéricos. ¡Quizá, podría cambiar la métrica acentual por la cuantitativa..! No, no soy el indicado para eso.
Sin usar algún trágico falecio o hilvanar estrofas tetrásticas no daré rodeos, seré diáfano, de escritura sobria. No me arredraré por no utilizar serventesios, pareados o redondillas. No buscare melodías, bailes de palabras, ni el origen ya ultrajado de la otrora verdadera canción, con sus poco conocidas hermanas, soneto y madrigal.
Hoy no daré color a un verbo, vida y movimiento a un sustantivo, razón y brillo a aquel pronombre, dejaré a un lado ambigüedades y divagaciones, palabras extras, complementos o gratificaciones en el lenguaje, porque en este día… creo que tengo poco o nada que decir.
El despertar
Y lentamente tras un leve centelleo que me despertó, volví deprisa…
Hubo ruido y pocos sueños, la noche cayó densa y pesada, sin parecer tener fin. Mis recuerdos son pocos…
La luz es extraña cuando se ausenta, y no vive en comunión sin tener fuga que le libere... mi sombra no ha querido desprenderse, no sabe proyectarse sin esplendor.
Trepé con las manos en el suelo y los pies en la pared, viví cual viejo retrato por mucho tiempo olvidado, brillé bastante por no dar notoriedad. Girando siempre girando, todos mis lugares visitados en días distantes, regresaron a la misma posición, al último lugar donde les observe.
He preguntado siempre en mí, ¿cómo olvidarán aquellos que no saben si se existe? Siendo poco lo supuesto, se es primordial e indiferente. Desapareces en espera de bendito futuro, de algún libertador tormento. Hay consciente esperanza, riqueza de extrema bondad. Un dulce beso flotando libre, huyendo… escondiéndose en un cálido vaho, bailando entre el brillo y la sombra donde demuestra su forma, vive y adquiere peso, y uniéndose a perdidos besos, llamados allí y entonces a darle aliento al del amor su fruto.
Desapareces al jugar, arrastrando del cuello a la triste preocupación, le sonríes en la cara, y te responde vomitando rezos de falaz verdad. ¿Qué más hacer? ¡Arrástrale más tiempo!, llevarle entre cultura y pobreza hasta que huya y se atrape, que en sí se concentre. Detienes la vida con un dedo. Retrocedes despacio al ritmo que tienen otros en su carrera, bebes tragedia en gotas, dañas, vociferas y detestas. La redención es vendida, se sorbe en la esquina y su bouquet recuerda a moscas benditas.
Nada se ha perdido… los mismos espejos, con la misma imagen derramando lágrimas, inundando todavía al similar infierno, las cloacas sedientas de martirio, dando voces de alegría cuando se saben ofendidas, las almas vagando en busca de sofocador descanso, cazando a su sueño o al liberador despertar.
Ser eterno
Nací hoy a las 7:30 siendo Zen de filosofía vanguardista, visionario realizador de emboscadas y amante de historias de mártires, santos y beatos carmelitas. Amanecí bebiendo del cráneo de San Simón para aumentar mis virtudes, amedrentar mis faltas y absolver pecados de delicadas curvas.
En silencio aparecí cansado de crear nuevas frutas con acolchada bruma gris, suave, tersa. Vine primero sollozando, triste con amargo pesar, sintiendo opresión por mi amada poesía que me mata, me atormenta, me arranca el corazón y lo coloca en una bolsa de papel, fuera, lejos de este pobre alcance.
Emergí con el alma cargada, extenuada, rendida por responder toda la noche aquellas oraciones dirigidas a la virgen de la plateada luna, por poetas engañados que cantan a sabiendas que en la oscuridad abundan versos de incalculable belleza, y rebosan fantasmas de la soledad que alquila cuartos y se queda en ellos eternamente. Tuve la certeza que defendí a aquellos poetas engañados a conciencia, presionados y obligados a fallar a la segura… solo garantizándoles que la razón no me asiste.
En mi rendida alma germinó un calmado espanto, causado por perder la zozobra al discernir la buscada causa que me hizo apreciar la cruel poesía… se ha marchitado, el tormento se ha vuelto a instalar… demasiado tarde. El pájaro desnudo se poso breve segundos, y como es costumbre desapareció sin avisar cuándo volverá.
Floreció la prisión forjada en mi cuerpo que lucha por retenerla y de la cual no ha de salir…brota, emana y al originarse pierde, se disuelve, la luz le destroza y cae inerte… el demonio le santigua y le bautiza en su nueva vida… ha iniciado con aura de santidad y sonrisa burlona. Primero alma… hoy fe… Siquem se ha levantado también.
Contenido
Hay llamas despiertas de sutil servilismo, en el fondo del fuego la vista parece mejor, hay presas que ofrecen su libertad a cambio de calma, el largo camino implora descanso no desea seguir engullendo pasos sobre sus lomos, el dolor que le causa es progreso encallado de un débil resoplo de débil enfermedad, tímida, ermitaña y a la vez erudita. Se hace a un lado el humo que los dioses despiden en su propia cara, los mundos desnudos se abrazan inconformes sin ningún deseo verdadero, el nihilismo ha perdido su propio significado ¿Qué pasa? Las figuras han olvidado su original estructura, las almas han reducido tamaño mientras los cuerpos se desbordan de sus singulares organizaciones, el fin de la era del pez ha llegado. El océano que albergaba se ha secado, se ha derramado debido a dos milenios de ininterrumpidas lágrimas, ¿Quién albergara a los huérfanos de desnudos ojos y de fe carentes? Mis brazos los llaman, encuentren la paz en este mi pecho maltrecho que desborda almas y piedras ardiendo, el foso abismal abarca galaxias a velocidades fulgurantes. Todos tendrán cabida.
Se aclara el ennegrecido devenir, el amor a emerger vuelve, los eslabones se desatan entre ellos ayudándose. En el fondo… me encuentro en el fuego, serafines no busco, vendedores de calma que nunca, jamás conocí… soy el vaso vacío, en búsqueda de contenido que no puede abarcar.
Lontananza del sueño
De visita a la vaguedad siempre ha sido atractivo amanecer con el alba. La soledad va de la mano del ávido fusil que aquel lagarto un buen día creó. No hubo más mágicas armas, todas sucumbieron por falta de noche o exceso de sueño, las más por falta de soñador. El fuego se apaga, las risas se van, huyen volando, ¡sobrevivir será tarea triste! El sueño decide el lugar y momento de posar, se adueña del sujeto y del tiempo que permanecerá. Tímido y celoso, enemigo directo de cualquier movimiento o sonido, la lucidez le tiende emboscada, le encuentra en mitad del acto amoroso, la luz y la sombra sonrojados y sorprendidos se retiran de la Jauja bendita, expulsados hacia la mitad del mediodía, nadie tiende el brazo, todos fruncen ceño… de la mano que sostiene al amor resultante pende una lágrima dorada con hilos de luz refulgente. ¿Te crees que fue vencido? Se sigue posando, ahora a cualquier hora, sin importar la sombra que oculte o el brillo que envuelva, necesita solo de alguien que pierda la vista mirando lontananza… que aquel atrevido bendiga la, por muchos indeseada, vaguedad del sueño.
Libertad
El viejo huyó a sabiendas que volvería ¿Habrá alguien que no haya violentado las promesas hechas al prófugo? ¡Ya basta de repetir la escena! Si se sabe que retornará aquel que nunca se ha ido, por qué llorarle a ese que definitivamente no vivirá donde siempre se hace ver…
P.d. El viejo no huyó, hay quien afirma que fue raptado con lujo de consentimiento.